Con más de veinte años de bandoneón en sus brazos, Louise Jallu puede, a pesar de sucorta edad, sentirse legítimamente una intérprete consagrada. Cabe destacar que comenzó alos cinco años, en el renombrado conservatorio de Gennevilliers (Francia), su ciudad natal.Habiendo crecido en el seno de una familia melómana –en su casa se escuchaba Monk,Bartók y Piazzolla–, Luise encontró en esta institución fundada por Bernard Cavanna lamateria que dio rienda suelta a su curiosidad por el mundo de las músicas, y un espaciopara explorar y cultivar más profundamente el terreno fértil del tango, una pasión que hallegado a convertirse en su profesión.Durante sus años de aprendizaje, se benefició de la experiencia de algunos de losmejores expertos, en particular César Stroscio y Juan José Mosalini. Estasgrandes figuras le proporcionaron a la joven prodigio las cualidades artísticas paradistinguirse en el cenáculo del tango: conocer su historia y dominar el instrumento, sinasumir un rol de mera imitadora.Así, impulsada por el donde la ubicuidad, cultivando al mismo tiempo su deseo deexperimentación y enraizándose en una larga tradición, Louise Jallu ha ido poco a pocoafinando su tacto y definiendo su pluma, para afirmar su expresividad tanto en elbandoneón como en las partituras. Si es cierto que ha tenido múltiples mentores, entreellos maestros como Aníbal Troilo, Astor Piazzolla, Máximo Mori, o incluso Dino Saluzzi, lajoven no deja de ser una personalidad singular en un medio durante mucho tiempoconsiderado como machista. Los tiempos cambian, y eso se percibe.Siendo aún menor de edad, consiguió su diploma de estudios musicales, y habiendoobtenido el segundo premio de la categoría bandoneón solo del Concurso Internacional deKlingenthal (Alemania), decidió fundar su propia formación, Louise Jallu Quartet, mientrasrealizaba todo tipo de colaboraciones: con la cantante griega Katerina Fotinaki, conSanseverino, con músicos de jazz como Claude Barthélémy y Claude Tchamitchian, sinolvidar al esteta argentino Tomás Gubitsch.Estos últimos fueron invitados a participar en su ambicioso proyecto Francesita, un álbumdoble que la reveló al gran público y que propone rememorar a las mujeres víctimas de tratade blancas en los burdeles de Buenos Aires en los años 20 del siglo pasado,evocando en sus arreglos los tangos de Enrique Delfino. Sola o en cuarteto, y tambiéncomo solista con la Orquesta Nacional deBretaña –Sonatine Orchestra de BernardCavanna–, al realizar sus composiciones y arreglos –como la reciente creación de la «Éditionbisonore» dedicada a la composición del bandoneón–, la bandoneonista se mantiene fiel a sulínea de conducta. Emancipándose de los dogmas que fijan el pensamiento, retoma losvalores fundadores de esta música del Todo-Mundo para reinventarla más bellamente.¿Acaso no es intrínseca al tango esta inclinación necesaria por lo oblicuo que nosinvita a las más libres transgresiones ?