Pablo Casals, en resistencia contra Franco, decide oponerse al régimen fascista español. Cesa definitivamente de tocar y rehúsa todos los honores otorgados por los Aliados después de la derrota de la Alemania nazi, mientras su propio pueblo siga sufriendo el yugo opresor del dictador. De esta manera, como obedeciendo a su conciencia, empieza un nuevo período de exilio en Prades, rincón apartado del mundo, bendito y catalán.

Distintos emisarios se desplazan hasta Prades con la intención de revertir la decisión del maestro, que responde siempre lo mismo: “No se trata de dinero, es simplemente una cuestión de moral”. El violinista Alexander Schneider también lo intenta.Permanece durante tres días en Prades con Casals, ofreciéndole sumas verdaderamente astronómicas. Nueva negativa. Schneider le propone entonces una idea sugerida por el pianista Mieczyslaw Horszowski: “Usted no puede condenar su arte al silencio. Si no quiere abandonar Prades, quizá permita que nosotros vengamos hasta aquí, un grupo de músicos, y celebremos el bicentenario de la muerte de Bach”. Así nace el Festival en 1950. seguir leyendo….